5ª Edición de la Escuela de Verano de Educación Sexual “Las fronteras de la erótica, la sexualidad y la pornografía”
Con motivo de esta V. Edición de la Escuela de Verano de Educación Sexual, fuimos entrevistados por un periódico local y realizamos una entrevista en profundidad en formato preguntas y repuestas, que remitimos por email a la escritora de dicho artículo. Este diálogo escrito, sirvió para presentar una publicación muy resumida, dejando gran parte del contenido sin publicar. Es por ello que hemos considerado reproducir íntegramente el cuestionario que nos fue remitido junto con nuestras respuestas, de modo que se pueda ampliar la información y completar ese artículo con los detalles y explicaciones que ofrecemos sobre esta quinta edición de la Escuela de Verano de Educación Sexual. Bajo el título: “Las fronteras de la erótica, la sexualidad y la pornografía” se han desarrollado los debates con las participantes a los largo de dos semanas y la experiencia consideramos que ha resultado muy enriquecedora. Esperemos que este diálogo sea de vuestro interés.
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ENTREVISTA AL INSTITUTO SOMA SOBRE LA V. ESCUELA DE VERANO DE EDUCACIÓN SEXUAL – JULIO 2021: LAS FRONTERAS DE LA ERÓTICA, LA SEXUALIDAD Y LA PORNOGRAFÍA
Contenidos
¿Qué tratáis en estos talleres?
Más que un taller es un curso. Esta es la V. Escuela de Verano de Educación Sexual que impartimos desde el Instituto Soma cada mes de julio desde hace 5 años. Gracias al Centro de Información Juvenil (CIJ) de Sestao y su continuada apuesta por ofrecer educación sexual, de manera pública y gratuita, los jóvenes de Ezkerraldea tienen la posibilidad de acudir a estos cursos especializados. Además, a través del Centro de Información Juvenil de Sestao también podemos ofrecer un Servicio de Asesoramiento Sexológico semanal para toda Ezkerraldea, donde acuden a realizar sus consultas jóvenes, parejas, grupos y familias. Allí pueden encontrar el asesoramiento de profesionales de la sexología y las respuestas que les permiten resolver sus dudas y sus temores en relación a su sexualidad o las de sus hijas e hijos.
En la V. Escuela de Verano de Educación Sexual, como el resto de años anteriores, vamos a profundizar desde una visión sexológica en un tema de actualidad. Este año nos hemos querido centrar en un debate que, de forma recurrente, genera preocupación y alarma social; el papel de la pornografía en la educación sexual que reciben los jóvenes. Para ello, queremos presentar las distintas formas que se plantean para abordarlo, aportando nuestra experiencia educativa y los conocimientos científicos que nos permitan avanzar de una forma coherente y pedagógica. Para ello, presentaremos las viejas y las nuevas fórmulas que se plantean, desde las instituciones y desde las ciencias humanas, para resolver la tensión que producen una evidente falta de educación sexual ordenada dentro del currículum escolar, una industria pornográfica cada vez más escurridiza en un mundo interconectado y una sensibilidad social mayor por los efectos que genera la combinación de ambas situaciones. Este estado emocional genera una alarma descontrolada que mantiene en shock a la sociedad pero no permite encontrar una respuesta fuera del trinomio prohibir/regular/permitir. Así que a lo largo de estas semanas trazaremos una nueva línea de trabajo educativo, centrándonos en continuar el camino que la sexología lleva elaborando los últimos cien años, y que pasa por descubrir el valor de ser sujetos sexuados, es decir, sujetos que buscan relacionarse con otros para convivir desde su diversidad. Por eso, la V. Escuela de Verano de Educación Sexual lleva como título Las fronteras de la sexualidad, la erótica y la pornografía, porque buscamos definir cuáles son los límites, los márgenes y los puntos de encuentro que nos ofrecen estas tres ideas.
Nuestro valor de referencia es el sexo. Sí, el sexo. Es habitual que tengamos que insistir en esta idea, ya que el sexo ha sido tan mal tratado a lo largo de la historia que decir hoy día que el sexo es un valor humano, requiere muchas veces de cierta insistencia por nuestra parte.
¿Cuál es el principal mensaje que queréis trasmitir?
Nuestro principal objetivo, al igual que siempre que hacemos educación sexual, es aprender a plantearnos buenas preguntas. No pretendemos generar una opinión y mucho menos ofrecer una respuesta o trasladar un mensaje específico. Eso se lo dejamos a quienes sientan la necesidad de plantear una moral sexual específica. La Escuela de Verano de Educación Sexual del CIJ de Sestao son una forma de acercar los conocimientos sexológicos y ponerlos en juego a través de debates y dinámicas para la reflexión, ya que vemos que son útiles, sirven para analizar las cuestiones que preocupan a la ciudadanía y producen mucha curiosidad cuando los presentamos. Cada año, la gente que acude a estos cursos sabe que va a encontrar una mirada fresca, atractiva y, en ocasiones, sorprendente sobre el asunto que hemos planteado dialogar ese año. Por eso, si tuviéramos que lanzar un mensaje sería: el sexo es una idea que se puede pensar.
¿Qué valores trabajáis?
Nuestro valor de referencia es el sexo. Sí, el sexo. Es habitual que tengamos que insistir en esta idea, ya que el sexo ha sido tan mal tratado a lo largo de la historia que decir hoy día que el sexo es un valor humano, requiere muchas veces de cierta insistencia por nuestra parte. Pero es algo que hacemos con mucho gusto, ya que sabemos que cuando estamos hablando de sexo, no estamos hablando de las reproducciones o de los placeres y las excitaciones, es decir, de las parcelitas de la sexualidad, sino que estamos hablando de aquella dimensión que nos hace explicables a todas y todos sin excepción, por lo tanto, de aquello que abarca al ser humano en su totalidad.
Desde hace bastantes años la idea de que cada cual tiene su personalidad, se ha extendido y aceptado hasta volverse una idea a la que no podemos renunciar para explicar quiénes somos y cómo somos como seres humanos. Eso nos hace diferentes, complejos y algo más explicables. Con la sexualidad seguimos un trazado similar, y sabemos que cada cual tiene su sexualidad, su manera de sentirse mujer y hombre única, más allá de los estereotipos o las categorías que se les dan de forma general a esas dos palabras. La cuestión es que si la personalidad alude a esa forma individual de mirarnos, explicarnos y entendernos, la sexualidad alude a esa forma compartida de mirarnos, explicarnos y entendernos en relación con los otros con los que convivimos. Ya sabemos que esto puede resultar un poco sorprendente, y es justo en esa sorpresa donde situamos el valor del sexo. Nos resulta valioso ya que nos ofrece una mirada como seres en constante búsqueda de relacionarnos con los otros y, por lo tanto, es un valor para la convivencia.
Este valor esta lleno de muchos otros valores que nos sitúan en el marco de la convivencia de los sexos y, por ello, en la V. Escuela de Verano de Educación Sexual de Sestao, nos acercaremos a otros valores humanos tales como: la sensibilidad, la fragilidad, la diversidad, la amabilidad, los cuidados, la ternura, los deseos, las atracciones,… queremos poner el foco en todas aquellas cuestiones que nos orientan hacia la convivencia entre los sexos.
¿Qué metodología utilizáis? Por favor poned un ejemplo de una actividad que hagáis en el taller.
Es un curso de 24 horas dividido en 6 sesiones de 4 horas, por tanto, contamos con tiempo para debatir y dialogar. Nos gusta comenzar los cursos escuchando las preguntas e intereses que les traen a estudiar, cuáles son los atractivos que le ven al curso y qué cuestiones les gustaría resolver antes de terminar. Es importante a la hora de hacer educación sexual generar un ambiente de diálogo sensible y amable para que la gente se sienta cuidada y pueda expresar sus verdaderas dudas. Para aprender necesito reconocer que no tengo todas las respuestas y que me quedan preguntas que plantear.
Solemos colocar al grupo en semicírculo para que puedan verse las caras y escucharse siempre que hablen. Por lo tanto, planteamos desde el comienzo una metodología activa y muy participativa. Para llevar esto a cabo utilizamos dinámicas que faciliten poner muchas palabras, planteamos preguntas y nos servimos de noticias de actualidad, material audiovisual, y materiales de diferentes expresiones del arte (cuadros, películas, …) para generar esos debates y reflexiones. Al final de las clases invitamos a realizar trabajos de investigación personales y grupales o proponemos lecturas que puedan enriquecer lo que hemos hablado en clase, así como películas o series que vayan unidas a la temática que trabajamos.
Por ejemplo, este año hemos roto el hielo con una actividad que consistía en observar varios cuadros expuestos en diferentes museos del mundo y debatir sobre los aspectos que, según sus propios criterios, delimitaban que una obra fuese erótica o pornográfica. Ha sido muy interesante descubrir la alta motivación que traen este año las participantes. Un aspecto importante de la Escuela de Verano de Educación Sexual es mantener un diálogo constante con el grupo para que los contenidos que hemos preparado no impongan un ritmo concreto, ya que nuestro objetivo transversal es crear un espacio donde todas y todos puedan expresarse con tiempo. La sexualidad necesita muchas más palabras y menos eufemismos y eso se hace sin prisas.
…podemos decir que los efectos de la pornografía son inofensivos e inocuos para quienes han recibido una educación sexual de calidad ya que pueden enfrentarse a ellos sabiendo que son productos estériles, cerrados, prefabricados, limitados a unos registros repetitivos faltos de originalidad, que acaban por resultar monótonos y aburridos.
La pornografía es uno de los temas que tratáis. Muchas veces ésta tiene un efecto muy negativo en los jóvenes. ¿Qué hay que cambiar con respecto a la pornografía? ¿Qué mensaje les dais a los jóvenes sobre esta herramienta?
Como ya hemos comentado antes, la industria pornográfica y su acceso al mercado digital ha generado una alarma social cada vez más fuerte por lo escurridiza que se ha vuelto en una sociedad interconectada. La sociedad digitalizada, donde lo material se puede licuar en un sistema de código binario, es la combinación perfecta para los productos de la industria pornográfica. Al aprovechar elementos como la inmediatez (a un click), la propagación (viralización), el aislamiento (consumo individual), la accesibilidad (múltiples dispositivos y plataformas), el contenido infinito (siempre queda algo más duro por ver), y la atribución de veracidad (decorada de naturalidad y transparencia), intenta hacer más adictivos sus productos, pero sus limitaciones son cada vez más evidentes y lo que realmente ofende es la simpleza que le otorga al potencial erótico humano (lo que realmente ofende es la simpleza con que exponen los deseos eróticos humanos). Por eso sus últimas estrategias de persuasión se basan en generar polémicas (hablen bien o mal, el caso es que hablen); sobre sus efectos en la población y sobre su capacidad de ser un producto educativo. Respecto a lo primero, podemos decir que los efectos de la pornografía son inofensivos e inocuos para quienes han recibido una educación sexual de calidad ya que pueden enfrentarse a ellos sabiendo que son productos estériles, cerrados, prefabricados, limitados a unos registros repetitivos faltos de originalidad, que acaban por resultar monótonos y aburridos. Por el contrario, podemos ver que tiene efectos fuertes y chocantes sobre quienes desconocen la riqueza de la sexualidad humana, no han tenido acceso a una educación sexual moderna y ven en esos productos novedades, intensidades, innovaciones o posibilidades inagotables, sin percibir que la dinámica genital en la que se basan vuelve una y otra vez sobre lo mismo de forma machacona. Como se puede observar, no hablamos de efectos negativos o positivos del producto pornográfico en sí, ya que lo único constatable a ese respecto es que los estudios suelen mantener un sesgo pornofílico o pornofóbico y acaban por revelar lo que de inicio presuponen encontrar. En todo caso la pornografía es inofensiva cuanto menos se le otorga la categoría de misteriosa, reveladora, sorprendente o representativa de la sexualidad humana. Es fácil observar cómo los productos pornográficos consiguen por agotamiento matar el éxtasis que prometen.
La revolución digital proporciona a la industria pornográfica elementos para comercializar sus productos, y su mayor efecto es revelar, de forma indiscutible, que nuestra sociedad necesita acceso universal al conocimiento de nuestra sexualidad humana a través de una educación sexual organizada.
Respecto a la pregunta sobre qué hay que cambiar de la pornografía, lo sabrán mejor quienes la fabrican y conocen los ingredientes que le echan para hacerla tan llamativa. La pornografía no es esperable que sea distinta, igual que quien compra una salsa de kétchup no mantiene la expectativa de descubrir un sabor novedoso que le vaya a revelar los misterios de la alimentación. Por esa sencilla razón la pornografía (o el kétchup), no es responsable de provocar las miserias de la sexualidad (o de la alimentación) es sólo una cuestión de gusto, y el buen gusto, como la sensibilidad, la vista o el olfato, son sentidos que se puede educar.
Desvelar en este momento histórico, que los productos pornográficos no favorecen una cultura erótica, no debería resultar escandaloso. Sin educación sexual, la gente no tiene más remedio que usar lo que tiene a mano y quienes se alimentan exclusivamente de pornografía, muestran una carencia educativa muy grave y en consecuencia viven una sexualidad muy hambrienta, muy necesitada de saciedad. Y la erótica no es una necesidad que saciar, es un deseo que busca al otro con gusto, sin ansiedad ni obsesión, sino con amabilidad y ternura. Insistimos, ante el voyeurismo compulsivo hacia la pornografía se necesita educación sexual.
Por todo esto, el cambio no se le puede exigir al producto en sí mismo. Son las personas las que pueden cultivar y educar sus gustos (su cultura erótica), reconociendo la riqueza de sus deseos eróticos y desarrollando la sensibilidad para poder diferenciar sus placeres de sus satisfacciones, igual que sabemos que no es lo mismo degustar un alimento, que saciar el hambre. La pornografía sobrevive gracias a que promete descubrir lo prohibido, lo oculto, sin presentar nada nuevo, y acaba promoviendo una cultura de saciedad y del empacho y no del deleite y del enriquecimiento erótico.
¿A jóvenes de qué edad están dirigidos estos talleres?
Este curso está dirigido a jóvenes, principalmente de Ezkerraldea y de entre 18 y 35 años, interesados en aprender sobre una educación sexual moderna y basada en la sexología y la pedagogía. Esos jóvenes pueden acudir por diferentes motivos. Muchos de los participantes vienen por un interés personal y agradecen espacios para expresar sus dudas y sus inquietudes. Hay quien viene con el objetivo principal de ampliar su idea de sexualidad y de erótica, otros trabajan en colectivos socieducativos con jóvenes o menores y sienten la necesidad de aprender cómo intervenir educativamente ante las cuestiones relativas a la sexualidad que se van encontrando. Otros son estudiantes de ramas educativas, sociales o artísticas que han detectado, en sus carreras o formaciones, una carencia formativa, e incluso la evitación, con todo lo que supone acercarse detenidamente a la complejidad de las sexualidades y los deseos eróticos humanos. La razones son diferentes, pero la búsqueda de un conocimiento sexual ordenado suele ser compartida.
¿Por qué creéis que es importante hablar sobre educación sexual con los jóvenes?
El Instituto Soma nace con la inquietud de garantizar el acceso al conocimiento sexológico a través de la educación sexual como marco para la convivencia entre los sexos. Durante los primeros años la presencia en las aulas con los jóvenes fue muy intensa y dio sus frutos. Los años pasan, pero la asignatura pendiente en el marco educativo reglado sigue siendo la misma: la educación sexual.
En los últimos años el Instituto Soma se ha ido especializando en formar a profesionales que buscan aprender cómo hacer educación sexual. Sabemos que hay una necesidad muy fuerte de acercarse al conocimiento de la sexualidad humana, y trabajamos para que el espacio que se dedica a la educación sexual sea cada vez más amplio. Para ello, trabajamos tanto en los centros educativos con el alumnado como fuera de ellos, con jóvenes, parejas, familias y también profesionales que se dedican a la educación u otras ciencias humanas, donde en sus carreras de base no hay formación alguna en sexología. La educación sexual es importante para hacer más explicables las vivencias de los sexos y sus deseos por convivir.
Es necesario hablar de una pedagogía sexual, una forma de llevar el conocimiento de las ciencias sexológicas a las aulas sin comprometer a las familias como primer agente educativo de la sexualidad. Muchas veces la oposición, el freno y los miedos que surgen a la hora de introducir este conocimiento científico en el currículum escolar, se basan en dos falsas creencias: primero, la supuesta imposición de un desvelamiento precipitado y prematuro de la sexualidad, que podría incitar a conductas peligrosas o inapropiadas (proteccionismo a la infancia); y segundo, que la sexualidad es un hecho natural (instintivo) para el que no se necesita una preparación, sino un auto-descubrimiento que, a lo sumo, puede venir acompañado de unas pizcas de información general (a veces resuelto en la famosa charla).
En los últimos tiempos ha cambiado mucho la sexualidad y la forma de verla. ¿Notáis vosotros esto en los jóvenes?
Esa es una afirmación demasiado general que sugiere que la sociedad ha avanzado en sus formas de relacionarse con los placeres, las reproducciones y las identidades. Decir que la sexualidad ha cambiado, es como decir que la personalidad y la forma de verla ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Las sexualidades siempre son distintas puesto que son vivencias de cada ser humano. Lo que ha cambiado ha sido las posibilidades de relacionarnos y eso ha traído transformaciones importantes en nuestra forma de convivir. Quizás el ejemplo más evidente es la inmediatez de las comunicaciones y la velocidad que imprimen a las relaciones. Esto es algo que tendremos que aprender a gestionar, es un reto interesante para nuestro tiempo.
Por otro lado, cada momento de la historia ha estado marcado por unos valores sociales y unas normas morales, que permiten unas conductas y reprimen otras en función de la sensibilidad del momento. Estos juicios sobre lo que es aceptable y lo que es reprochable, influyen directamente en las formas de expresar las sexualidades. Por ejemplo, las formas de seducir, de comunicar los deseos, de elaborar una intimidad, vienen muy marcadas por las costumbres y la sensibilidad social de cada época. Muchas de las preocupaciones sobre las conductas eróticas de la juventud, expresan de forma clara dos cuestiones: primero, la necesidad de superar cuarenta años de castración y represión intelectual, que han mantenido una visión infantilizada de la sexualidad en nuestra cultura y, segundo, el deseo de descubrir una nueva filosofía de vida que, dejando atrás el esquema prohibir/permitir, integre la sexualidad como una dimensión humana enriquecedora para la convivencia entre los sexos.
Como ya hemos dicho el verdadero cambio supone descubrir que el sexo no es aprender las formas de reproducirnos, ni tampoco ampliar el menú de prácticas placenteras, sino que la sexualidad nos presenta una explicación compleja y atractiva de las formas tan elaboradas y variadas de buscarnos y relacionarnos unos con otros. Existen muchos viejos esquemas (como la división inexistente entre sexo y amor /antiguamente carne y espíritu) que intentan sobrevivir escondidos bajo nuevas retóricas (muchas veces decoradas con aires de modernismo anglosajón), pero que ya no resultan creíbles. Lo que sí es destacable es que, en los últimos cien años, el ser humano ha podido comprender y ordenar mejor el conocimiento que tiene sobre la sexualidad y lo que se empieza a percibir entre la juventud es que este snobismo en el lenguaje, no resulta comprensible a largo plazo y produce un falso progreso. Esta es una invitación a que la juventud de hoy en día, la mejor preparada para seguir preguntando y curioseando, descubra y comprenda que la sexualidad ya nos es motivo de risa floja, sino de sorpresa y admiración.
¿Creéis que la sexología tendría que tratarse más en las escuelas? ¿Por qué?
Sin duda, el conocimiento sexológico está ausente en el currículum educativo. El verdadero reto no está en introducir programas específicos de educación sexual en las aulas de forma esporádica, puesto que ya están disponibles y los centros educativos que los consideran oportunos los pueden implementar y comprobar sus resultados. El reto que contemplamos más necesario es conseguir que esos programas dejen de ser una parcela, un trozo, un añadido al currículum y se integren en el sistema educativo formal, puesto que de esta forma se empezaría a cambiar la cultura sexual que impone una visión de la sexualidad parcelada, y se ofrecería una visión de la sexualidad más integral y progresiva a lo largo de toda la vida.
Es necesario hablar de una pedagogía sexual, una forma de llevar el conocimiento de las ciencias sexológicas a las aulas sin comprometer a las familias como primer agente educativo de la sexualidad. Muchas veces la oposición, el freno y los miedos que surgen a la hora de introducir este conocimiento científico en el currículum escolar, se basan en dos falsas creencias: primero, la supuesta imposición de un desvelamiento precipitado y prematuro de la sexualidad, que podría incitar a conductas peligrosas o inapropiadas (proteccionismo a la infancia); y segundo, que la sexualidad es un hecho natural (instintivo) para el que no se necesita una preparación, sino un auto-descubrimiento que, a lo sumo, puede venir acompañado de unas pizcas de información general (a veces resuelto en la famosa charla). Pero el conocimiento científico-sexológico, elaborado a través de una pedagogía sexual y llevado a las aulas en forma de educación sexual, da continuidad a la formación integral de las personas que se ofrece en los centros educativos. En cada momento del proceso educativo (según el nivel de madurez y comprensión del alumnado) los conocimientos que ofrecen las escuelas se organizan para que sirvan al desarrollo de proyectos vitales enriquecidos. La sexualidad está en el núcleo de esos proyectos de vida y se puede enriquecer este recorrido educativo integrando desde la infancia hasta la adolescencia, valores como la ternura, la compresión de la diversidad, la responsabilidad recíproca en la convivencia, … ¿Cuál es la edad adecuada para dialogar sobre el mimo, el cariño, o la amabilidad? Quienes piensan que hacer educación sexual es exponer genitales o técnicas para la estimulación genital o métodos para evitar la concepción, desconocen por completo cuál es la función natural de la sexualidad y viven la sexualidad bajo el manto de cuarenta años de represión sexual genitalizada. Sólo por evidenciar de otro modo, lo lejos que estamos de ser modernos, citaremos la Declaración de la UNESCO sobre la Educación Sexual, realizada en Hamburgo en el año 1964, que invoca con urgencia a implantar una orientación psicosexual a niveles escolares con el fin de «canalizar el interés natural por la sexualidad de tal forma que el niño alcance su equilibrio individual y, al mismo tiempo, se le capacite para entrar en relación con los demás adoptando relaciones sanas en la familia, en la escuela y en la sociedad» . Medio siglo después, seguimos teniendo que justificar la necesidad de incorporar un conocimiento científico-sexológico en el sistema educativo formal. Se nos llenan la boca de palabras como progreso tecnológico y avances científicos y en ciertos campos del conocimiento no hemos salido de la prehistoria.
Gran parte del cambio en nuestra cultura sexual, lo están haciendo las familias que han tomado las riendas y, ante estas carencias tan sentidas, han decidido jugar un papel activo, y han empezado por buscar la formación sexológica que nadie les ofreció en su juventud. […] Estas son las familias que empiezan a estar mejor preparadas para ofrecer una educación sexual más allá del slogan y las buenas intenciones.
¿A qué edad es conveniente hablar con los jóvenes sobre la sexualidad?
Como venimos comentando anteriormente, la sexualidad es una de las cuestiones más centrales del ser humano, que genera curiosidad desde la infancia hasta la madurez. ¿Es posible hablar de amistad y simpatías desde muy temprana edad? ¿Y de los vínculos, sensaciones, caricias y complicidades que se van creando? Desde el comienzo de la vida podemos observar que las relaciones que nos rodean son diferentes y se desarrollan con gestos y experiencias de mayor o menor vinculación (la familia, las amistades, los conocidos, …), dando pie a preguntas sobre las formas de relacionarse y de convivir. Es posible detenerse en ese tipo de cuestiones evidenciando el bienestar y el atractivo que producen los vínculos placenteros. Evidentemente habrá quienes digan que eso no es educación sexual, pero es justo lo contrario, la educación sexual no es educación genital o reproductiva, sino educación de las relaciones sexuadas y de cómo el hecho de ser sexuado produce una diversidad tan atractiva. La Educación Sexual se suele mal entender por algunos, como una educación peligrosa capaz de revelar secretos del mundo adulto que pueden provocar impulsos o curiosidades inadecuadas. No hace tanto tiempo, enseñar a leer también era considerado peligroso por otros, ya que daba la posibilidad de acceder a literatura que podía perturbar o destruir la vida de quienes no tuvieran fuerza para reprimirse. Hoy en día suena ridículo sostener esos argumentos. Según se vaya comprendiendo que el conocimiento sexual lo que ofrece es equilibrio, calma, moderación, y una mirada comprensiva sobre la diversidad de sujetos y sus vivencias, podremos desarrollar una cultura sexual que favorezca la convivencia entre los sexos, que haga más atractiva la idea de que ser sujetos sexuados y educadamente eróticos, es un fin educativo posible durante toda la vida.
Desde esta idea, cada edad, y también cada sujeto en particular, tendrá unas curiosidades u otras y es importante comenzar a generar espacios de diálogo y aprendizaje alrededor de ellas desde la infancia, adecuando el lenguaje y los contenidos a cada edad, al igual que lo hacemos con otros temas. Y así ir progresivamente profundizando, de forma evolutiva, en las diversas cuestiones que ocupan y preocupan en cada edad.
Sabemos que hay muchas dificultades para generar estos diálogos porque estamos faltos de referentes, y por eso gran parte de nuestro trabajo consiste en colaborar con los agentes educativos para superar este obstáculo. Se puede aprender a adecuar las conversaciones y las explicaciones o las informaciones que se ofrecen en cada edad y la experiencia suele ser muy gratificante para quienes la practican y muy enriquecedora para quienes la reciben.
¿Qué papel tienen que jugar las familias al hablar de sexualidad con los jóvenes?
Las intervenciones educativas con familias y profesionales tienen un efecto multiplicador por tener una relación privilegiada con menores y jóvenes, tanto por la cotidianidad, como por ser figuras referentes de estos. Como hemos dicho antes, la familia es el primer agente educativo en materia de educación sexual, y es donde se exponen las primeras curiosidades a este respecto. Las familias pueden atender esas curiosidades o evitarlas (o penalizarlas, como se ha venido haciendo tradicionalmente). Para poder atenderlas no es suficiente la buena intención de hablar, sino que es necesario que las familias puedan tener un espacio de reflexión previo para elaborar qué les quieren contar a sus hijos e hijas cuando se habla de sexualidad. Por ejemplo; ¿Qué quieren contar sobre el proceso de hacerse mujeres y hombres? ¿Qué significa eso en una sociedad con estereotipos tan rígidos? ¿Qué creen que es importante que sepan sobre los deseos eróticos y los encuentros de parejas, sobre las relaciones de intimidad y los proyectos procreativos? ¿Y sobre la convivencia entre los sexos y la diversidad de sexualidades? ¿Cómo se explican ellas mismas todo esto?
Gran parte del cambio en nuestra cultura sexual, lo están haciendo las familias que han tomado las riendas y, ante estas carencias tan sentidas, han decidido jugar un papel activo, y han empezado por buscar la formación sexológica que nadie les ofreció en su juventud. Quizás sean todas las tensiones sociales (como el acceso ilimitado a los productos pornográficos, la intolerancia ante quién se muestra diferente, …) las que empujan a las familias a dar este paso de prepararse para generar diálogos con sus hijas e hijos. Estas son las familias que empiezan a estar mejor preparadas para ofrecer una educación sexual más allá del slogan y las buenas intenciones.
Uno de los grandes cambios es pasar de la charla única o la conversación puntual, a que la familia sea el espacio, el lugar de diálogo continuado y comprensivo sobre todos los aspectos de la sexualidad que los jóvenes necesitan descubrir amablemente. Pero es importante que se comience a ofrecer estos espacios desde la infancia para que haya una progresión hasta la juventud y se genere un estilo de comunicación fluido a la hora de hablar de sexualidad.
El papel de las familias en la Educación Sexual del s.XXI, es muy emocionante y muy atractivo. No saber por dónde empezar o cómo hacer educación sexual desde casa, resulta un punto de partida maravilloso para aprender y acercarse a un curso de sexología.
¿Por qué animarías a los jóvenes a apuntarse a este taller?
Bueno, creemos que no hace falta que les animemos porque es un tema que gusta mucho y sobre el cual apetece mucho aprender, y además, como ya hemos dicho, encuentran muy pocos espacios para ello. De hecho, cada año se llena la Escuela de Verano de Educación Sexual y, este año, incluso se ha quedado gente fuera por una cuestión de aforo. En todo caso, es un curso que se ofrece de manera gratuita todos los años desde el Centro de Información Juvenil de Sestao y en el que van a tener la oportunidad de volver a participar los próximos veranos con nuevas temáticas de actualidad y nuevos descubrimientos elaborados desde la ciencia sexológica.
Entrevista al Instituto Soma para un artículo del periódico El Correo 11-07-2021